miércoles, 30 de octubre de 2013

PARA PROFESORES DE MATEMÁTICA

LES DEJO UN DOCUMENTAL DE LA BBC QUE CUENTA "LA HISTORIA DEL NÚMERO 1".
ES MUY INTERESANTE.

SALUDOS!!

jueves, 24 de octubre de 2013

PARA PROFESORES DE GEOGRAFÍA

Para profesores de Geografía dejo el link a un sitio de Educ.ar llamado Mapoteca, muy productivo.

La Mapoteca es una herramienta para trabajar con mapas de la Argentina. 
Por cada territorio hay doce mapas temáticos –físico, político, climático, etc.– que se podrán visualizar individualmente o de a dos, superponiéndolos en capas.
Además, la Mapoteca cuenta con una serie de secuencias didácticas con actividades, en las que se usan los distintos mapas para ejercitar y profundizar los conocimientos de la geografía del país.
FUNCIONES DESTACADAS:
Además de poder descargar los diferentes mapas temáticos, las funciones destacadas son:
Paleta de herramientas:
La paleta de herramientas permite intervenir los mapas de la Mapoteca, dando la posibilidad a los usuarios de modificar los mapas existentes y generar sus propios mapas. Mediante las herramientas provistas, los usuarios pueden dibujar, marcar, escribir, hacer líneas sobre los mapas. En el momento en que el mapa exhibido en el visor es intervenido, la aplicación de la Mapoteca genera un nuevo mapa, denominado “Mi mapa”, que el usuario podrá eliminar (mediante “Nuevo Dibujo”), imprimir o descargar 
Superposición:
Los mapas temáticos de la Mapoteca se pueden ver de a uno o de a dos, gracias a la posibilidad de superponer dos capas. La función de superponer incluye un control para variar el grado de opacidad/transparencia de estas dos capas –cuanto más visible u opaca (menos transparente) se vuelve una capa, menos visible queda la otra; al aumentar su transparencia la capa de abajo puede verse-. Así se puede ir graduando la visibilidad de una y otra capa y observar las relaciones entre la información de un tema y la de otro (como entre el mapa físico y el económico) sobre un mismo territorio.

martes, 17 de septiembre de 2013

RETOMANDO...

Hola a todos! Les cuento que en estas semanas estaremos retomando las reuniones con docentes para sacarle el mayor provecho a las netbooks en el aula (y fuera de ella).
Les dejo un video de Anses donde se muestra un proyecto que realizaron alumnos de una escuelita rural de Salta en la materia Física.
Notese que el profesor supo identificar la necesidad de implementar otras estrategias didácticas alternativas a la forma tradicional del profesor expositor, para explicar las leyes de la física. Hizo un experimento de armar un cohete propulsado con agua, y los alumnos se prendieron en la iniciativa.
Todo es cuestión de estimular la imaginación propia y de los alumnos.
Saludos!!! Nahuel.


viernes, 14 de junio de 2013

GEOGEBRA: PARA PROFES Y ALUMNOS DE MATEMATICA

LES DEJO EL LINK PARA MIRAR UN PROGRAMA DE LA SERIE "USÁ TU NET" DE CANAL ENCUENTRO, QUE TRATA SOBRE EL USO DE GEOGEBRA, UN PROGRAMA PARA TRABAJAR EN MATEMATICA. YO RECOMENDARIA QUE TAMBIEN SE LO HAGAN MIRAR A SUS ALUMNOS.
RECUERDEN QUE EN OTRO POST HABIA PUBLICADO UNA CONFERENCIA DE UN PROFESOR ESPAÑOL QUE TAMBIEN EXPLICA ALGUNOS CONCEPTOS DEL USO DE ESTE MISMO PROGRAMA. SALUDOS!

LINK: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/detallePrograma?rec_id=116806

"USÁ TU NET" PROGRAMA DE CANAL ENCUENTRO

Profesores: comparto este adelanto de un programa de tv de Canal Encuentro denominado "USÁ TU NET", en donde se dan ejemplos de uso de los principales programas que traen instalados las netbooks. Recomiendo que lo miren para ir interiorizandose y perfeccionando el uso de los programas. Pronto haremos un segundo encuentro entre profesores y coordinador, para trabajar con los principales programas y los posibles usos en la practica del aula.


Cómo utilizar y aplicar, tanto en la vida cotidiana como en la escolar, programas como GeoGebra, Audacity, Monkey Jam, LMMS, Cmap, Modellus y otros softwares presentes en las netbooks del programa Conectar Igualdad.

ADEMÁS LES DEJO EL LINK DE LOS PROGRAMAS QUE YA SE EMITIERON: http://www.encuentro.gov.ar/sitios/encuentro/programas/detallePrograma?rec_id=116806

lunes, 10 de junio de 2013

MATEMATICA: USOS DEL PROGRAMA GEOGEBRA

Programa Geogebra para trabajar en matematica. Este video es una conferencia brindada por un profesor espanol en la Argentina acerca de los usos que se le pueden dar en el aula.
Ver video

miércoles, 22 de mayo de 2013

SECUENCIA DIDÁCTICA: FÍSICA

Para profesores de Física les dejo una secuencia didáctica pensada para trabajar leyes y principios de la Física desde los dibujos animados. A mi criterio, es muy interesante la manera de tratar estos temas desde un ejemplo cercano a los alumnos. Fuente: Educ.ar.

La física imposible de los dibujos animados: La ciencia que rige el mundo de los dibujos animados -absurdos, paradojas, imposibles- nos sirve para comprender de un modo humorístico y muy práctico las leyes y principios de la física. Resortes, poleas, catapultas, péndulos, la trayectoria de un tiro parabólico o la caída libre son algunos de los temas que despliegan estas historias animadas.

SECUENCIA DIDÁCTICA

MITOLOGIA

Para los profesores que están trabajando la Mitología Griega hay una serie de The History Channel muy bien producida acerca de este tema. Según el mito que trabajen, pueden encargar a los alumnos que miren algún capítulo referido al mismo. Támbién hay una serie en este canal que trata sobre la mitología de América Latina.

lunes, 13 de mayo de 2013

LUNES 20/5: CÓMO USAR LAS NETBOOKS EN EL AULA



Profesores:
Le comunicamos que el lunes que viene a partir de las 8:30 hs y hasta las 11:50 hs en la sede de la E.E.S N°8, vamos a estar sugiriendo a los profesores algunas pautas para manejarse con las Netbooks en el aula y el uso del Servidor de la Escuela.
La idea es que los que puedan pasar un rato en esa franja horaria, asistan CON SU NETBOOK en caso de que ya la tengan, así probamos el funcionamiento del sistema.
A continuación dejo algunas pautas de lo que es EL SERVIDOR y cómo funciona la INTRANET de la escuela:
1-La INTRANET  es la red interna del establecimiento para compartir archivos entre docentes y alumnos. Esta red NO ES INTERNET, sino que es un sistema que conecta entre sí todas las computadoras que estén dentro del establecimiento (por ejemplo, las netbooks de los alumnos con la del docente dentro de un aula particular). 
2-El SERVIDOR es una plataforma virtual donde tanto los profesores como los alumnos pueden almacenar sus archivos para disponer de ellos a la hora de trabajar en el aula. En este espacio virtual, cada profesor de la EES N°8 va a disponer de una CARPETA PERSONAL (con un nombre de usuario y una contraseña) para almacenar sus materiales en ella, y que los alumnos puedan ingresar y mirar o descargar ese material cada uno en su netbook  para trabajar en el AULA. (El lunes le crearemos la carpeta personal a todos los profes que asistan)
3-Lo primero que debe hacer cada alumno y cada profesor antes de trabajar con la INTRANET, es conectarse con su netbook  a un AP (aparatos con antenas que distribuyen la señal inalámbrica de la intranet por todo el establecimiento. Es como el wi-fi), haciendo click en la parte inferior derecha de su netbook, en el icono de red y buscando el AP disponible con mejor señal.
4-Una vez conectados deberán seguir los siguientes pasos:
-Click en INICIO. Click en EQUIPO. En la barra de navegación de la ventana que se les abre, colocar la siguiente dirección: //172.16.0.1 y luego apretar ENTER.
-A continuación les pedirá que ingresen un USUARIO y una CONTRASEÑA:
--En el caso de los docentes: USUARIO: (es el nombre de la carpeta personal específica de cada profesor: ejemplo: prof_nahuel_tordo); CONTRASEÑA: (se le informará a cada profesor cual es su contraseña personal, luego la podrán cambiar si lo desean)
--En el caso de los alumnos: USUARIO: alumnos  CONTRASEÑA: (ninguna. Deberán dejar este espacio en blanco).
-Una vez hecho el paso anterior, entrarán al SERVIDOR de la escuela donde podrán visualizar las carpetas personales de los profesores y una carpeta común a todos llamada PUBLICO.
-Los ALUMNOS podrán: mirar y copiarse cualquier material de cualquier carpeta. Pero NO PODRÁN BORRAR O MODIFICAR los contenidos de las carpetas de los profesores. Para poder subir material los alumnos deben copiar y pegar lo que quieren subir en la carpeta PUBLICO.
-LOS PROFESORES PODRÁN: Mirar y copiar cualquier material de cualquier carpeta. Y también podrán: MODIFICAR, BORRAR Y AGREGAR ARCHIVOS A SU CARPETA PERSONAL. 
Advertencia IMPORTANTE: Los alumnos pueden ingresar a la carpeta PUBLICO y borrar los archivos que allí se encuentran, por lo que es indispensable que los profesores presten atención en subir sus archivos a SU PROPIA CARPETA PERSONAL, en donde los alumnos pueden mirar y copiárselos PERO NO BORRARLOS O MODIFICARLOS.
EJEMPLO: En caso de proponerles una tarea con las netbooks en clase a los alumnos (por ejemplo, que redacten un texto en Word contestando una serie de preguntas) los alumnos deben guardar su archivo en el servidor en la carpeta PUBLICO. Como su nombre lo indica, esta carpeta es de acceso público con los riesgos que eso implica, por lo que los docentes inmediatamente deberán copiar los archivos de los alumnos de la carpeta PÚBLICO y pegarlos en sus respectivas carpetas personales. Una vez allí, los archivos estarán a salvo de que alguien los borre o modifique, ya que el docente es el único habilitado para borrar o modificar algo de su carpeta personal.
Todo esto trabajaremos el lunes. La explicación parece complicada pero en la práctica es muy sencillo, por eso es importante que el que cuente con netbook la lleve el lunes! Ya hay docentes que están utilizando este sistema.
Más adelante vamos a intentar hacer otra jornada similar en otro dia y horario para los que no pudieron asistir.
Saludos!!!

viernes, 3 de mayo de 2013

En el espacio de Construcción de Ciudadanía analizamos este video al trabajar con: "Normas y Convivencia".

lunes, 29 de abril de 2013

PARA SUBIR VIDEOS Y AUDIOS AL BLOG

Les dejo algunas pautas para subir videos y audios al Blog:
1- Hacer click en "entrada nueva".
2- Click en el icono de video de la barra de herramientas. Se les abrirá una nueva ventana en la que tienen las siguientes opciones:

A- SUBIR: permite subir archivos (VIDEOS Y AUDIO) desde el disco rígido de nuestra computadora. Les aparece un botón que dice "seleccionar el video para subir". Al hacer click se les abre una nueva ventana en la que tienen que buscar en su compu el archivo que quieren subir y abrirlo. Luego hacer click en el botón SUBIR de más abajo. Se les va a insertar una pantalla de video (AUN ASÍ QUE SU ARCHIVO A SUBIR SEA UN AUDIO) en el espacio en blanco de la nueva entrada. Deben esperar un par de minutos para que el video o audio subido termine de "subirse" y después ya están en condiciones de publicar.

B- DESDE YOUTUBE: esta opción es para los que quieren publicar un enlace de youtube directamente en el Blog. Al hacer click en la pestaña DESDE YOUTUBE, le aparece una barra con el siguiente mensaje: "escribe lo que quieras buscar en el cuadro superior para buscar videos". Ingresan el video que quieren buscar, le dan "enter" y les aparece una lista con los videos que arrojó la busqueda. Seleccionan el video que quieren subir haciendole click y por ultimo le dan click al botón SELECCIONAR de más abajo.

C- MIS VIDEOS DE YOUTUBE: es para aquellos que tengan cuenta en youtube y hayan subido videos de creación propia. (aquí casi que no usaremos esta opción)

D- DESDE TU CAMARA WEB: para filmar con la camara web de la computadora.

sábado, 27 de abril de 2013

CANCIONES PARA SEGUIR TRABAJANDO CON EL CUENTO "LAS MANOS"


Comparto de parte de Claudia Donatelli dos canciones para trabajar intertextualidad.
Más adelante sugeriré algunas actividades para usar las netebooks en la clase. Saludos!!



INTERTEXTO CON EL CUENTO LAS MANOS RIMA XL DE Gustavo Adolfo Becquer


RIMA XL
Su mano entre mis manos,
sus ojos en mis ojos,
la amorosa cabeza
apoyada en mi hombro,
Dios sabe cuántas veces
con paso perezoso
hemos vagado juntos
bajo los altos olmos
que de su casa prestan
misterio y sombra al pórtico.
Y ayer... un año apenas,
pasado como un soplo,
con qué exquisita gracia,
con qué admirable aplomo,
me dijo al presentarnos
un amigo oficioso:
«Creo que en alguna parte
he visto a usted.» ¡Ah bobos,
que sois de los salones
comadres de buen tono
y andabais allí a caza
de galantes embrollos,
qué historía habéis perdido,
qué manjar tan sabroso
para ser devorado
sotto voce en un corro,
detrás del abanico
de plumas y de oro!...
. . . . . . . . . . . . . . . . . .
¡Discreta y casta luna,
copudos y altos olmos,
paredes de su casa,
umbrales de su pórtico,
callad, y que en secreto
no salga con vosotros!
Callad; que por mi parte
yo lo he olvidado todo;
y ella... ella, no hay máscara
semejante a su rostro.

LAS MANOS de Lucía Laragione PARA 3° AÑO



I
En los cafés de Viena no se hablaba de otra cosa: una joven y desconocida pianista había ganado con su música un lugar en el corazón de la emperatriz María Teresa. "Para brillar junto al niño prodigio, debe ser excepcional", decían los corrillos.-¿De quién hablan? -preguntó con voz ronca un recién llegado.-De la rival que le disputa al niño Mozart el favor de nuestra soberana —respondió con malicia un noble de peluca empolvada.-En el corazón de la emperatriz hay lugar para sus dieciséis hijos y para todos los músicos del mundo-bromeó, despechado, un artista del pincel. Rudolf oía divertido los comentarios. La presentación de su amada Elizabeth en la corte imperial había resultado un verdadero suceso. Pero lo más importante era que la joven tendría ahora la oportunidad de realizar estudios de composición con el maestro Gluck. Bebió de un sorbo su einen  Braunen y salió a la calle. Caminaba ligero y feliz del éxito de su esposa. La aguardaba una brillante carrera como intérprete y -él estaba seguro- como compositora. Al pasar por la Stephansdom, se detuvo frente al "Portal del Gigante" y comprobó que el enorme hueso, que había dado nombre al portal, ya no estaba. Lo habían retirado unos días atrás, después de que los iluminados espíritus científicos dictaminaran que la pieza -hallada en el año1200, durante la construcción de la catedral- no pertenecía, como siempre se había creído, a un gigante ahogado durante el Diluvio sino a un mamut. La Pumerin dio seis  sonoras campanadas y Rudolf apuró el paso. Desde la sala del castillo llegaba, luminosa, la sonata del maestro Haydn. Entró en puntas de pie para no distraer a Elizabeth. Se ubicó a sus espaldas y siguió, en respetuoso silencio, los delicados y precisos movimientos de las manos sobre el teclado. Las manos de su esposa. No las había más bellas, más expresivas ni más sabias. Cerró los ojos dejándose llevar por la dulzura del adagio y en la música pudo sentir la caricia.-¡Estabas aquí, amor! -la voz sacó a Rudolf del ensueño.-No te oí llegar -dijo la muchacha abrazándolo cariñosamente.-Yo en cambio, sólo he oído hablar de vos. En los cafés, sólo se habla de tu éxito. Te nombran la rival  de  Mozart.-¡Qué tontería! Ese niño es un genio. Tiene seis años y ya compone y ejecuta como un maestro -replicó ella apoyando la frente sobre el pecho de su marido-. Además, no me interesa rivalizar con nadie. Lo único que quiero esa prender y hacer lo mejor posible. Con ternura, Rudolf la acarició.-¡Qué suerte tengo de que me quieras! -le dijo-. Linda, inteligente, talentosa y dueña de estas maravillosas manos. ¿Te dije, alguna vez, que sólo por ellas me enamoré de vos?-Tendré mucho cuidado de no perderlas, entonces, sino quiero perder tu amor -contestó ella dándole un suave  golpecito en la frente-. Y ahora, si me perdonas, debo seguir practicando mi sonata. Es posible que muy pronto deba tocar nuevamente en Schónbrunn.
II
La multitud que se agolpaba en los alrededores de la Lugeck impedía avanzar al cochero.- ¿Qué sucede? —ansioso, Rudolf se asomó por la ventana del carruaje.-Colgarán a un ladrón, señor. Y, como usted sabe, estos espectáculos vuelven loca a la plebe.-¡Necesito llegar cuanto antes a lo del doctor Duerf! –lo apuró.-Lo sé, señor. Pero ahora es muy difícil retroceder para tomar otro camino. Rudolf se arrojó prácticamente del coche y -avanzó, a los empujones, entre la gente que acudía para ver la ejecución. Era preciso que hoy mismo el doctor examinara a Elizabeth. La acosaban, desde días atrás, una tos, que se había vuelto cavernosa, y fiebres cada vez más altas. Agobiado por la imagen pálida de su esposa, apretó el paso. Se sentía lleno de temores: ¡qué frágil era la felicidad! Cuando horas más tarde examinó a Elizabeth, el médico intentó disimular, frente a ella, su preocupación. Rudolf, que se dio cuenta, lo llevó aparte.-¿Es grave lo que tiene? -preguntó.-Es un organismo joven. Confiemos en que pueda defenderse bien -contestó elusivamente el doctor Duerf. El esposo lo tomó por los brazos y lo obligó a mirarlo a los ojos.-¡Quiero saber la verdad! -exigió.-Está en manos de Dios -respondió el médico y poniéndose el abrigo salió dejando a Rudolf sumido en la desesperación más terrible. Los días que siguieron, no se apartó un segundo del lecho de su esposa. Luchaba tenazmente contra la fiebre, lavando con paños fríos el debilitado cuerpo. Pero hora tras hora, la infección avanzaba y la batalla se perdía. Agotada por la tos, la joven casi no hablaba. Clavaba en Rudolf la mirada herida por el golpe inesperado. La rueda de la fortuna había girado hacia el lado siniestro. Adiós amor. Adiós música. Adiós dulces sueños. Sentado a su lado, el esposo acariciaba las queridas manos, cada vez más delgadas. Cerrando los ojos, las veía deslizándose, gráciles, sobre el teclado del piano. Y luego, en dulce caricia, las sentía sobre su rostro. Sumido en el ensueño, no advirtió que las manos de Elizabeth perdían el calor de la vida. Aulló como un animal herido, cuando se dio cuenta de que ese frío helado, allí entre sus dedos, era el de la muerte.
III
Las blancas galerías desbordaban de entusiasmo. Toda la nobleza de Viena se había dado cita para ver el magnífico espectáculo de la Escuela de Equitación Española. Blancos, esbeltos, ricamente adornados, los caballos se desplazaban danzando la polca con la gracia y la precisión de una ligera bailarina. Sonaba ahora la melodía de una gavota y los animales cambiaron el paso ajustándose al nuevo ritmo. Los ojos del público seguían deslumbrados con los gráciles movimientos. Sólo Rudolf mantenía la mirada perdida. Una mirada que atravesaba la materia para hundirse en una región insondable. Obligado por sus amigos -sumamente preocupados por él- había concurrido a la presentación. Pero sólo su cuerpo estaba allí. Su alma vagaba, en cambio, quién sabe por qué zonas inciertas en busca de su amada Elizabeth. Al terminar la función, se despidió de sus camaradas con un pretexto y regresó al castillo. Pasaba largas horas en la sala del piano acariciando amorosamente el teclado. Le parecía sentir el roce de las manos amadas y las lágrimas bañaban entonces su rostro y caían sobre las teclas silenciosas. A pesar de los esfuerzos de sus leales amigos, durante los meses que siguieron Rudolf se hundió, cada vez más, en una negra melancolía. Había abandonado todo lo que, envida de Elizabeth, le causara placer. Ya no asistía a las presentaciones de las óperas ni frecuentaba los encantadores cafés donde solía beber con deleite su einen  Braunen mientras se enteraba de los últimos chismes de la corte. Ya no competía en largas partidas de ajedrez ni participaba de las cacerías en los bosques. Su deseo, su pasión habían muerto con su esposa. Decidido a reunirse con ella, dejó de alimentarse. Hans, el criado que lo había visto nacer, lograba que ingiriera un caldo, suculento a fuerza de las carnes y verduras hervidas en él. Uno de esos fríos atardeceres en que estaba tendido en el lecho, "esperando a la que vendría a buscarlo", según decía, Rudolf creyó oír en el piano aquella sonata de Haydn que Elizabeth iba a tocar en Schonbrunn. El corazón le dio un vuelco. ¿Era real lo que oía o era sólo un invento de su debilita-da imaginación? Trató de levantarse pero se mareó. Recurrió entonces al caldo de Hans, quien, lleno de alegría, vio cómo su joven amo embuchaba un tazón detrás del otro. Recuperadas las fuerzas, bajó a la sala con el anhelo de descubrir de dónde venía la música. No había nadie. Sin embargo, la tapa del piano estaba levantada y al acariciar las teclas Rudolf las sintió tibias.-¡Elizabeth, Elizabeth! -clamó. Asustado, Hans acudió.-¿Me llamaba, señor? -preguntó inquieto. Sin responderle, el joven retornó a su cuarto con la convicción de que la música volvería. Y así fue. Esa misma madrugada, oyó nuevamente el adagio. ¡Nadie sino ella podría interpretarlo así!, se dijo. —¡Elizabeth, Elizabeth! -la llamó buscándola Una mano se apoyó en su hombro. Giró lleno de esperanza y se enfrentó a un rostro arrugado, atónito.-Vuelva al lecho -le dijo Hans con tono preocupado-.Ella ya no está entre nosotros, señor. Se dejó conducir mansamente. ¿Qué sabía ese pobre viejo? Él la encontraría. Mañana mismo iría a buscarla.
IV
Ató los caballos al coche. Partiría antes del alba para llegar al anochecer. El viaje tomaría un par de jornadas. Estaba intranquilo. No deseaba dejar a su joven amo en esas condiciones. Lo había sorprendido buscando a Elizabeth por todo el castillo. Como si hubiera olvidado que estaba muerta. Pero Rudolf se había encaprichado: quería tomar el licor que los benedictinos elaboraban en su abadía. Y él, Hans, debía ir a buscarlo. Por otra parte, se alegraba de que el muchacho se entusiasmara por algo, aunque más no fuera por el licor. Volvería lo antes posible, pensó el viejo, mientras se montaba al pescante. Desde la ventana de su cuarto, Rudolf lo vio partir. Le había costado convencer al fiel Hans para que lo dejara solo. No quería testigos. Pensarían que estaba loco. Pero él sabía la verdad, había comprendido. Se calzó un par de botas altas y se abrigó con una capa. Necesitaba una lámpara y una pala. Las hallaría cerca de las caballerizas, donde se guardaban las herramientas. Hacía frío y la luna iluminaba apenas el paisaje desolado. Tarareando el adagio, se encaminó hacia el cementerio. Había llovido recientemente y sus botas se hundían en el barro dificultando la travesía. Pero él se sentía liviano. Los árboles proyectaban sus sombras sobre las tumbas. El grito de un búho lo sobresaltó. "Elizabeth Von Hagen 1740-1757", leyó al iluminar la lápida. La liberaría. Con las manos, retiró las losas que cubrían la tierra y empezó a cavar. Pese al frío, su frente se perló de sudor. Se sentía débil y el esfuerzo era intenso. De pronto, la pala golpeó algo duro: el ataúd donde Elizabeth yacía encerrada. Con las pocas fuerzas que le quedaban, quitó la tierra hasta descubrir, por completo, la caja oscura. Fue entonces cuando oyó -clara, bella, precisa- la sonata. ¡Venía desde allí adentro! ¡Lo sabía! ¡Sabía que Elizabeth estaba viva! Ella lo había llamado con su música. Desesperado, arrancó la tapa. La sacaría de allí. Volverían a ser felices, felices para siempre. Antes de ver, lo estremeció el olor. Cuando pudo reponerse del hedor de la muerte, descubrió, horrorizado, los gusanos asomando por las cuencas vacías. Se desmayó. Largo rato después, volvió en sí. La música seguí asonando. Podía oírla con total claridad y ver las blancas manos de Elizabeth corriendo por el teclado. Se incorporó. Se obligaría a mirar una vez más dentro del ataúd. Entonces, recién entonces, las vio. ¡Era un milagro! Si el resto eran despojos, las manos, en cambio, se habían conservado intactas. ¡Las manos de Elizabeth! Blancas y tibias, palpitantes de vida. Cuando Rudolf las tomó entre las suyas, se desprendieron suavemente del cadáver. El muchacho las llevó hasta su pecho donde se refugiaron en busca de calor. Durante el trayecto de regreso, les habló con palabras tiernas y pudo sentir cómo ellas le respondían con caricias. Ya en el castillo, dejó que se posaran sobre el teclado del piano. Llenas de gracia y sabiduría, interpretaron para él la sonata. Rudolf reía de felicidad. Y cuando la música terminó, cubrió de besos las queridas manos.
V
Faltaban pocos kilómetros para llegar. Hans apuró a los caballos. Durante todo el camino había tenido un mal presentimiento. Temía por la salud de su joven amo y rogaba que estuviera bien. Había aprovechado el viaje a la abadía para solicitar consejo a los monjes. Al relatarles que Rudolf creía ver a la muerta, el superior prometió ir al castillo y asperjarlo con agua bendita. Así alejarían a los espíritus malignos que podrían haberse apoderado del lugar y de su dueño. La residencia estaba en silencio cuando empujó la pesada puerta. Todo parecía en orden. Se tranquilizó. Buscando a su amo, llegó hasta la sala del piano. Allí lo encontró. De espaldas, inclinado sobre el teclado. El criado avanzó hacia el muchacho para ofrecerle el dulce licor benedictino. Pero las botellas se hicieron añicos contra el piso y la bebida se derramó como el llanto cuando Hans vio la horrorosa escena. Ajeno a la presencia del viejo y ajeno para siempre a la realidad de este mundo, Rudolf besaba apasionadamente unos desnudos y afilados huesos. Los pálidos restos de las que habían sido las blancas, bellísimas manos de Elizabeth.
Lucía Laragione

EL CORAZÓN DELATOR. Edgar Allan Poe



¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia. Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.
Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?
Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!


miércoles, 24 de abril de 2013

¡Bienvenidos a todos los profesores y alumnos!

 En el día de ayer (martes 23 de abril de 2013) hemos recibido las netbooks.
Aliento a los profesores a abrir su cuenta en google (gmail) para poder incluir contenidos en el blog de la Escuela a los que los alumnos podrán luego  acceder en aula para trabajar de acuerdo a las consignas que Uds. decidan más propicias para la inclusión de las NTIC en el proceso de aprender.
Felicito a las profesoras que ya han realizado sus colaboraciones. No dejen de comunicarse con el Lic. Nahuel Tordó a la siguiente dirección de correo:nahueltp@hotmail.com ante cualquier duda que les surja: él nos acompañará a construir el Banco de Medios Audiovisuales que  se elaborará a partir de las propias demandas de Uds. y de los alumnos.
Pf.Luis D'Angelo
Director de E.E.S N° 8.

lunes, 22 de abril de 2013

LITERATURA: "ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA FANTÁSTICA"

Basándome en las Planificaciones Anuales de los docentes de Literatura de 5to año, comparto esta compilación hecha por J. L. Borges, A. Bioy Casares y S. Ocampo, disponible On Line.

ANTOLOGÍA DE LA LITERATURA FANTÁSTICA

LITERATURA: "LA INVENCIÓN DE MOREL" A. BIOY CASARES

Basándome en las Planificaciones Anuales de los docentes de Literatura de 5to año, comparto este texto disponible On Line.

LA INVENCIÓN DE MOREL

LITERATURA: "EL LAZARILLO DE TORMES" ANÓNIMO

Basándome en las Planificaciones Anuales de los docentes de Literatura de 5to año, comparto este texto disponible On Line.

EL LAZARILLO DE TORMES

LITERATURA: LA CASA DE BERNARDA ALBA" F. GARCÍA LORCA

Basándome en las Planificaciones Anuales de los docentes de Literatura de 5to año, comparto este texto disponible On Line.

LA CASA DE BERNARDA ALBA